FILOSOFÍA INSTITUCIONAL | salesianoanahuac
top of page

FUNDADORES

SAN JUAN BOSCO

Nace el 16 de agosto de 1815, en un pequeño caserío llamado I Becchi, a pocos kilómetros de Turín, Italia.

La Providencia lo prepara con la experiencia, a tierna edad, de la orfandad del padre, con la profunda intuición educativa, humana y religiosa de su madre y la dirección espiritual de sacerdotes santos, señalándole a través de sueños proféticos el futuro de su misión y los principios fundamentales de su acción educativa y pastoral. Logra estudiar con mucho sacrificio y duro trabajo, animado por su gran ideal: ser sacerdote para los jóvenes.

 

Es ordenado sacerdote el 5 de junio de 1841 y el 8 de diciembre del mismo año da inicio con una "sencilla catequesis" a su gran obra, el Oratorio, con un joven obrero llamado Bartolomé Garelli. Este encuentro marca el comienzo de una gran variedad de obras encaminadas a responder a las situaciones y necesidades apremiantes de 

 

 

sus destinatarios: talleres y escuelas de artes y oficios, para enseñar una profesión y ganarse honradamente la vida; colegios y escuelas, para fomentar la formación cultural e intelectual; internados, para ofrecer un techo a quienes no tienen casa; obras de promoción humana y de evangelización en lugares de misión.

 

Orientado por el Papa Pío IX y por otros amigos, funda la Sociedad de San Francisco de Sales, o Congregación Salesiana, el 18 de diciembre de 1859, la cual está formada por salesianos sacerdotes y salesianos laicos. A partir de entonces su obra crece y se extiende rápidamente en Italia, Europa y América.

SANTA MARÍA DOMINGA MAZZARELLO

Nace el 9 de mayo de 1837. Vive una infancia feliz al lado de su familia. Inquieta por las cosas de Dios, desde pequeña se va formando en una sólida piedad, orientada por su director espiritual el P. Domingo Pestarino.

 

María Mazzarello es de gran fuerza física y ayuda a su padre en las labores del campo, pero los domingos se dedica a enseñar el catecismo y a compartir su alegría con las niñas y jóvenes del pueblo. 

Su vigor se resiente debido al contagio de tifo que contrae al asistir a un tío enfermo. Al sanar, su vida cambia totalmente de rumbo porque queda muy débil para trabajar en el campo, entonces a prende el oficio de modista y abre un taller para enseñar a las niñas a coser, pero sobre todo a conocer y amar a Dios. Así, por caminos diferentes, realiza una obra semejante a la de Don Bosco, dando la aportación femenina al carisma salesiano.

bottom of page